Cecilia Buil y Tiny Almada han construido una cordada sólida y eficaz, que se puso a prueba en 2013 con la apertura de Tehué (700 m, 7a/A3) en el Gigante y se confirmó en 2014 con la apertura de Rastámuri (1.030 m, VI, 6c+/A4) en la vecina Piedra Bolada. Ambas paredes se hallan en la barranca de Candameña, en México, país de procedencia de Almada.
Para este otoño de 2015, los dos escaladores habían planeado dar el salto a una expedición de carácter más internacional que debía llevarlos a la roca prometida en Omán, un auténtico paraíso para las aventuras verticales. Sin embargo, un problema con los visados impidió que pudieran hacer su sueño realidad, y se quedaron mirando por la ventana de casa de Cecilia en Huesca.
Con la idea de no perder el viaje desde México de Tiny Almada, se inspiraron en el paisaje que se veía desde aquella ventana y se motivaron para realizar un nuevo objetivo. Desde allí se otea no muy lejos una pared que, a pesar de su cercanía, tiene un difícil acceso. Se trata de la Peña Amán, una de las que conforman el famoso Salto de Roldán, en el extremo izquierdo del Parque Nacional de la Sierra y Cañones de Guara.
Según explica la propia Cecilia Buil: "la Peña Amán, pese a ser una de las grandes paredes más visibles de Aragón, cuenta con muy poca actividad desde la primera en 1947; la razón es bien sencilla, todas las vías son largas y laboriosas y además, en su parte inferior, la roca no es de gran calidad. Ello explica la escasez de vías por una parte y la atracción que ha supuesto para algunos de los mejores escaladores de la escena nacional (Gálvez, García Picazo) y también para reputados y prestigiosos pirineístas (Ravier y Bunny). Se trata de una actividad técnica, muy laboriosa, de alto compromiso (no es fácil retirarse de la pared) y, en definitiva, no al alcance de todos".
Todo ello sedujo a Cecilia Buil y Tiny Almada, quienes dedicaron 12 días de noviembre a la apertura de una nueva vía, la primera en 20 años. El último ataque les costó una semana y pasaron las tres últimas noches en pared. El resultado fue Los delincuentes (420 m, 6c+/A2+), una línea sobre arenisca y conglomerado.
Los aperturistas han dejado dos clavos y varias chapas en la línea, aunque potenciales repetidores deberán ir bien equipados de aliens, friends, fisureros, ganchos y clavos para tener opciones de lograrlo. Además, Cecilia Buil considera que la vía podría ser escalada en libre en un futuro, aunque haría falta una buena limpieza previa.
La apertura de Los delincuentes llega justo en un momento de tensión para la comunidad de escaladores de la sierra de Guara, debido a las denuncias efectuadas por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos a equipamientos de escalada en la zona. Con el nombre de la vía, Cecilia Buil y Tiny Almada hacen referencia a este conflicto.
Cecilia Buil y Anna Torretta abren una cascada de WI6 en 'ANAtoLIA'
Las dos escaladoras viajan a Turquía para descubrir el desconocido hielo de aquel país, en el que abren ANAtoLIA Pillar (100 m, WI6) en el valle de Cevizli y Sugar couloir (450 m, IV, WI5) en el valle de Kirazli.
Anna Torretta en el L1 de 'ANAtoLIA' en el valle de Cevizli (Turquía) (Col. C. Buil)
Cecilia Buil y Anna Torretta llevan camino de convertirse en verdaderas exploradoras del hielo. El año pasado hicieron cordada para abrir La Gioconda (160 m, WI6) a 4.000 metros de altura en el valle de Marmolejo, en Chile. Y ahora acaban de regresar de Turquía, donde han realizado buena actividad invernal en la región de Anatolia, incluida la apertura de ANAtoLIA Pillar (100 m, WI6) en el valle de Cevizli y de Sugar couloir (450 m, IV, WI5) en el valle de Kirazli.
Festival de Escalada en Hielo de Erurzun.
Española e italiana fueron invitadas al Festival Internacional de Escalada en Hielo de Erurzun, celebrado en esta ciudad de Anatolia situada en un altiplano a 1.700 m entre el 21 y el 25 de enero. Cecilia Buil explica -y ha constatado- "que tiene un clima especialmente frío en invierno; estábamos a -10ºC cuando llegamos y también al coger el avión hacia Estambul". Situaron su campamento base en un hotel situado a 80 km de distancia, en Uzumdere, "un pequeño pueblo en las montañas... es curioso, porque la carretera va descendiendo hasta llegar a las montañas".
Allí se reunió un grupo de más de 60 personas de diferentes nacionalidades: franceses, italianos, suizos, rusos, ucranianos, kazajos, españoles (Òscar Cadiach y Cecilia Buil), estadounidenses, nepalíes, chinos y también turcos, entre los que figuraba el ochomilista Tunc Findic así como el organizador Çetin Bayram. "Han sido unos días de compartir experiencias y de descubrir un lugar excepcional para escalar en hielo, muy diferente a los que había estado anteriormente, pero con unas vías de primera clase, de calidad excepcional", resume Cecilia.
En el valle de Cevizli
Apunta la escaladora aragonesa que "el valle de Cevizli fue descubierto el año pasado como destino para escalar en hielo, y varias de las líneas que allí se encuentran estaban por abrir. Entre ellas, la reina del lugar, la que abrimos con Anna. Sobra decir que estamos muy agradecidas porque nos hayan mostrado esta joya y la hayan reservado para que la estrenáramos nosotras".
Después de una llegada accidentada, con un retraso de un día de sus petates, Cecilia Buil y Anna Torretta fueron a abrir su nueva vía el día 23 de enero, en compañía de Tunc Findic. "Estaba bien formada, con suficiente grosor, y no dudamos a la hora de ponernos al lío", explica Cecilia. La italiana hizo de primera el primer largo (45 m) e instaló una reunión semicolgada. Y la española abrió el segundo (55 m). "Los dos tienen una dificultad muy homogénea y resultaron ser fantásticos -asegura-, nos encontramos un hielo duro, a veces estalladizo y una corta sección húmeda".
Al bautizarla, se decidieron por un juego de palabras que reúne sus dos nombres y que resulta muy autóctono: ANAtoLIA Pillar (100 m, WI6).
Hacia el valle de Kirazli
Al día siguiente, se desplazan hasta el valle de Kirazli, "un lugar más alpino situado a 2.100 m, donde abrimos un corredor que lleva a una cascada en la parte alta". Cecilia Buil cuenta que "lo que pensamos que sería una aproximación salpicada de resaltes resultó ser parte de la vía, y nos encordamos enseguida debido a las malas condiciones de la nieve". Ella misma precisa que "nos encontramos condiciones mediocres, con una nieve azúcar, suelta y con resaltes escasos de hielo, a veces en mixto cubierto de nieve, que hicieron el avance lento y trabajoso para llegar a la parte alta, donde encontramos una cascada de hielo de dos largos con secciones a 90º". La llamamos Sugar couloir (450 m, IV, WI5) y en total consta de 8 largos.
Hace dos años que Cecilia Buil se prometió escalar una nueva ruta en las cascadas de hielo de cada uno de los cinco continentes. Esa es la idea de un proyecto que ha denominado 'Huellas On Ice' y que arrancó en agosto de 2014 con las aperturas de la Gioconda en el chileno valle del Marmolejo. Tras escalar el pasado enero ANAtoLIA en Turquía –ambas junto a la italiana Anna Torreta-, el mes pasado emprendió su última expedición hacia un destino poco explorado por los fanáticos del hielo: Sudáfrica. "Cuando explicábamos para qué habíamos llegado al país, no se lo creían", nos cuenta la altoaragonesa con una sonrisa que le devuelve al más austral de los países del continente negro. Ya sabían que no iban a encontrar mucho hielo sobre el que trepar, pero "el exotismo y la belleza del lugar bien valían la pena" para la montañera oscense, que se reconoce tan escaladora como viajera.
Otro factor importante en cada una de sus aventuras es la exploración o, cuanto menos, cierta soledad. "No puedo con la masificación, es uno de los motivos que me hacen salir a la montaña. Es allí donde intento sentirme libre y estar únicamente con mis compañeros". En este caso, hasta la cordillera de Drakensberg-"las montañas del Dragón", en afrikáans- le acompañaron Alejandro Ibarra y un cámara, además de los tres porteadores que contrataron para transportar el material a la pared helada.
Llegaron el 15 de julio en avión a Johannesburgo, el principal motor de Sudáfrica, y tras recorrer medio país en busca de gas para cocinar, llegaron a la reserva de Giant Castle dos días más tarde. "Llevábamos un coche demasiado pequeño, o nuestras mochilas eran demasiado grandes, así que tuvimos que hacer varios viajes para transportar todo el material". Finalmente el 20 de julio, tras 7 horas de caminata, establecieron el campo base y salieron en busca del ansiado diamante gélido. "Fue una desilusión, la cascada que buscábamos no se había formado, ni un poco. Llevábamos unos croquis del surafricano Gavin Raubenheime, pero la línea que buscábamos, una vía de unos 70 metros llamada Future X en el sector 'Mazaka', no existía en esos momentos".
A la corta temporada de hielo en el país sudafricano –que aproximadamente va del 15 de julio a la primera semana de agosto- se sumaba el incremento de las temperaturas, consecuencia del calentamiento global, que se ha vivido este verano. "De todas maneras, habíamos venido a escalar, así que durante los días 21 y 22 de julio nos metimos en una zona con cascadas más pequeñas", donde Cecilia abrió Zulu Way, una ruta sin demasiada trascendencia. "Las difíciles condiciones hacer que haya mucho terreno por explorar para la escalada en hielo. Diría que somos los primeros extranjeros en ir allí con este objetivo".
Esta obsesión por el hielo puede parecer inexplicable pero es compartida por la mayoría de los montañeros que a progresar por él se dedican. "Engancha sobre todo porque es efímero; las cascadas pueden durar un día, o dos, y tal vez se formen cada varios años. Esa es una de las causas por las que somos tan fanáticos", intenta explicar Cecilia, que no obvia que se trata de una actividad de riesgo. "Su estructura es cambiante y su fragilidad puede aparecer en cualquier momento. Soy consciente de que si se te cae una cascada, lo más probable es que te mates. Caerás con toneladas a tu alrededor." Por eso, la oscense nunca escala cuando tiene dudas sobre las condiciones. "En Bielsa, uno de los destinos referentes de España, me quedo sin escalar más de la mitad de los días que voy".
Tal vez sea esa prudencia la que le ha permitido subirse por las paredes durante los últimos 25 años y la que le otorga la posibilidad de continuar en los próximos meses con su 'Huellas On Ice'. "Me gusta tener proyectos a medio plazo, de cara a poder planificar los viajes con tiempo. Este invierno visitaré Finlandia, a pesar de ser un país nórdico no es sitio tan habitual para la estas actividad como su vecina Noruega, por lo que hay potencial para abrir vías". El próximo año, si consigue financiación, optará por Nueva Zelanda y para 2017 espera cerrar el círculo abriendo una nueva ruta en Alaska.
Cecilia Buil, una alpinista en Sudáfrica, reseña en el Telediario de TVE